domingo, 9 de noviembre de 2008

Soy tu estilista...aprovéchame mimosona

Yo el Genio Máximo del Universo, la humildad hecha perfección, el andrógino más femeninamente masculino de todo el Cosmos, reuno en mi augusta belleza y modestia personal, todas las habilidades que pueden existir en varias galaxias a la redonda. Es reconocida mi fama de estilista, al punto que con envidia los masitas y maracas que nunca pasarán de ser simples y amariconados coiffeurs, exclaman al ver mi egregio paso: !Ese es Monotributo, el Fígaro de Plutón! Transmítenos algo de tu sabiduría peluqueril, Amo y Señor del peine y la tijera. Pero yo los ignoro, pues pienso hacerte feliz solo a ti, guapa. Eso sí, me tendrás por solo cinco segundos que es lo máximo que una deidad viril y superdotada como yo pude disponer para una simple mortal como tu. Tiempo más que suficiente para que no olvides el resto de tu vida el haber sido elegida por el Genio de la Suprema Humildad, o sease yo, el Gran Monotributo, para efectuarte un lavado de cabello (con alisado de ideas incluido) en mi bacha construida con aleación de plata plutónica de Caronte y lágrimas olvidadas en el arcón de los amores perdidos. Sentirás sobre tu piel sedienta de contención y lujuria, la ternura conscupicente de mis masajes. Apoya tu cabeza en mi bacha. Mis manos haran fluir sabiamente el agua de enjuague desde tus cabellos a la ardiente conscupicencia de tu vello íntimo, en un juego de humedades que no olvidarás. Solo aceptaré como pago, lo único auténtico que una hija de Eva puede ofrecer: la manzana de la traición y el despecho. Espero la tuya, mimosona. Prometo comértela de camino a Saturno, planeta a donde concurriré la semana entrante a inaugurar con una clase magistral que dictaré en el Parafino de la Universidad Nacional de la Vía Láctea, el culto a mi persona.