domingo, 6 de septiembre de 2009

El genio se preocupa por todos

Lo que están viendo masitas, es la fachada posterior del galponcito de herramientas que tengo ubicado en los fondos de mi Instituto Superior de Estudios Internésicos, desde donde YO el gran Monotributo el Genio de todo el Universo, el Semental dotado de una inteligencia siempre erecta, siempre enorme, siempre gruesa.... brindo mis conocimientos a la humanidad, de manera generosa y humilde (la modestia es mi principal virtud). Porque SOY MAGNÁNIMO decidí hacerle algunas refacciones. En especial en los sanitarios. Sabido es que el Adonis de Plutón, osease modestamente YO el gran Monotributo, no emana de su cuerpo perfecto olores desagradables sino solo exhala las más exquisitas fragancias. Pero en cambio vosotros, mortales maracaibos, a veces os pasáis de la Zanja de Alsina más allá del Carhué y las encadenadas de Guaminí, con la ingesta de porotos, judías y habichuelas.
Si bien mi galponcito de herramientas es de modestas dimensiones (solo abarca un millón doscientos mil metros cuadrados construidos), a veces envío a algún alumno a retirar algún elemento de los que allí tengo en abasto. Como últimamente la mayoría de la matrícula de mi Instituto está integrada por terrícolas (!como extraño los tiempos en que formaban fila con sus albos guardapolvos los educandos de Saturno y Ganímides!), debe prevenir que estos mortales masitas no provoquen con sus desfasajes corporales algún incidente enojoso y oloroso. Por ello he decidido separar en el galponcito el sector de herramientas de los sanitarios. En virtud de evitar tales atentados a mi pituitaria, construí la pequeña y modesta galería que observaistes. Allí entonces, por ese modesto corredor (nunca me gustó ostentar riqueza) el educando con urgencias fisiológicas debe dirigirse al sector de retretes, donde puede elegir el aparato sanitario que más se adapte a su personalidad.

Aparatos instalados en el sector de excretas y micciones del galponcito:
Inodoro provisto con depósito de agua construido en cristal de Saturno, en cuyo interior navegan juguetones pececillos de colores traidos de los canales marcianos. Es un modelo perfecto para aquellos que desean encontrarse con pequeñas sorpresas hurgueadoras y curiosas en medio de su rutina de excreta. Aparato ideal para maracaibos y mimosonas.

Mingitorio para espíritus simples pero con sensibilidad musical. Tras una prolongada micción pueden llegar a creerse estos ramplones, que son parte del elenco estable de una Orquesta Sinfónica.

Hay mortales que solo encuentran seguridad en la mirada del otro, mejor dicho de la otra. Para estos dubitatibos esta sala de mingitorios (cuya grifería está bañada en oro traído especialmente de las minas de Júpiter Norte) resuelve problemas de personalidad y les agranda el ego y otras partes más tangibles de sus anatomías. Es otro servicio que les brindo YO el gran Monotributo, el modelo real que motivó la expresión de libidinoso asombro de estas mimosonas insaciables que juzgan a los orinantes.

Los hay quienes llevan al cuarto de baño no solo su necesidad fisiológica, sino también fantasías y nebulosas de su espíritu que arrastran desde la infancia . Sabemos los dioses que de vez en vez hay que incentivar en los simples mortales esos pensamientos confusos, donde el miedo a lo desconocido se mezcla con la distorsión onírica de la realidad. Este mingitorio ayuda a ello...y si no ayuda, por lo menos es jocosamente grotesco. Ponedle unas bolas de naftalina...y a jugar a embocarle el chorro...peripatéticos infantiloides.


La micción es un acto de liberar parte de lo que el cuerpo había hecho propio. La relación de los mortales maracas con su imperfecto cuerpo siempre es traumática. Y lo es aun más su relación con las ideas metafísicas. Estos mingitorios le permiten a los masitas de fe religiosa, realizar el tránsito de sus aguas menores sin remordimientos de culpa. Es más, una leve excitación conscupicente dada por la forma de los sanitarios que reciben su micción, les provocará un leve ardor, siempre saludable.

Para los eternos quejosos sobre las falencias de algunos cuartos de baño, YO el Gran Monotributo, Supremo Hacedor del Universo e inventor del jugo de naranja pasteurizado, he resuelto el viejo problema que se expresaba mediante la recurrente frase: "Noooo hayyyy papellll". Aquí teneis papel en abundancia, maracas. Fabricado con la celulosa de los más finos abedules venusinos que procesé en mi planta de Juan Ortíz, asteroide de Urano.

Si bien no suelo aceptar niños en mi Instituto de Estudios Internésicos, a veces algún querubín prodigio llega a mi en la búsqueda de un saber que no le pueden brindar ni sus padres, ni sus abuelos, ni sus tíos, ni siquiera los amiguitos con los que juega canicas en el kinder. Como no soy insensible, si noto que el nene ya no viene con pañales, le permito pasar a los sanitarios cuando tiene ganas de hacer pipí. Eso sí, debe adaptarse a las circunstancias. Que así se hacen los hombres.
Ya os contaré mimosonas insatisfechas, que reformas estoy realizando en los sanitarios femeniles. Os aseguro que vuestro mustios gladiolos entraran en ebullición de deseo, convirtiéndose en humedales desenfrenados de placer ante la posibilidad de ser fecundados por el Dios, osease YO el Gran Monotributo, el cuatrisexual más virilmente feminoide de todos los Orbes.