domingo, 21 de junio de 2009

El Gran Macho Universal

Soy la virilidad hecha perfección de belleza y humildad
Mi natural modestia impídime el ditirambo y la justa apreciación de mi singular hermosura. Nada -y cuando digo nada, es nada, ojo al piojo- supera en todo el Universo y en calles, pasajes y cortadas cercanas al mismo, a mi natural prestancia de varón hecho y derecho. Aquí veis mi imagen en la profundidad de su viril mirada y en el porte que solo los verdaderamente masculinos tenemos. YO, el Gran Monotributo, el Adonis de Plutón, muestro al mundo para envidia de maracas y masitas, mi natural condición de hombre de pelo en pecho, con actitudes y vestimenta que no deja lugar a ninguna duda: solo un hombre con la templanza y los cojones que YO tengo puede lucir esta estampa de varón irreductible en su inmarcesible tetosterona. La recia decisión de mi boca parece ordenar al mundo: !abran paso al más macho varonazo! Reciedumbre pero también la justa y necesaria ternura para que con la sabiduría y la seducción que me caracteriza, atender tu mustio y descuidado gladiolo, mimosona. No desesperes guapaaaa, tendrás tus cinco segundos de éxtasis junto al Dios, osesea YO, el Gran Monotributo, inventor del punto G, el multiorgasmo y el sistema métrico decimal. Hasta que llegue ese anhelado instante para ti, te permito entregarte a la lubricia onírica de la autosatisfacción contemplando mi varonil imagen. Juega virtualmente a ir despojandome de mi viril y sublime indumentaria. Sácame la redecilla que protege mi sedosa cabellera de la envidia de los súcubos que intentan apropiarse de ella para sus nefandos fines travésticos. Haz tuyo el collar hecho con lágrimas de agradecimiento de las ninfas de Caronte y Estigia que fueron fecundadas por mi. Poséeme en tu afiebrada y calenturienta imaginación de hembra insatisfecha, solo vestido con la medalla de rubíes marxistas leninistas que me otorgaron los dioses del Olimpo Helénico , reconociendome en tal ofrenda como la Suprema Deidad del Cosmos y el inventor de las hamburguesas light. Mi cuerpo, mi piel, mi gran envergadura de varón, todo es tuyo hasta que las luces del amanecer pongan en fuga a tu líbidinosa conscupicencia, la que sin embargo retornará obnubilada por el deseo hacia mi cuando mi hermana, la Luna, vuelva a suceder a mi hermano, el Sol.
Ah...masitas y maracas: ni lo piensen, viciosos invertidos sodomitas. Mi masculinidad derrama su inacabable potencia solo en humedales femeninos. Veos a fornicaros unos a otros atrás de las malezas que crecen en el tercer anillo de Saturno. Yo solo atiendo gineceos gladiolales.